EDUCACIONALES
- La base de toda educación es cuestión de corazón. (BAC. 35).
- Los afectos sensibles son espinas terrenales, la simpatía o antipatía apartan al educador de su verdadero fin, lo hacen vulnerable, lo distraen de su misión e impiden que adquiera méritos para la eternidad. (III, 35).
- Soporta con paciencia los defectos de los demás, si quieres que te soporten a ti. (P.M. 3).
- Quien quiere ser amado, ame, quien es amado obtiene todo, especialmente de los jóvenes. (XVII, 111).
- Procura ser amado, más bien que ser temido. (X, 1041).
- Si queréis ser obedecidos y respetados, haceos querer (XIII, 826).
- Las impresiones que más perduran en el corazón de los jóvenes, son las que reciben durante su formación. (X, 1022).
- De la sana educación de la juventud, depende la felicidad de las naciones. (XII, 700).
- Recordad que ciencia sin conciencia, es la ruina de nuestra alma. (VIII, 166).
- No peguéis jamás a ningún niño por ningún motivo. (VI, 391).
- La juventud antes de los doce años no es capaz de hacer ni gran bien, ni gran mal. (IX, 855).
- La primera felicidad de un niño es saber que es amado. (IV, 455)
- La educación de un niño debe tener por base la formación de la voluntad. (XV, 78).
- En los jóvenes, un principio de duda les hace mucho mal. (III, 469).
- Nunca os expreséis con desprecio de un joven por ningún defecto, mucho menos en presencia de él o de sus compañeros. Cualquier advertencia, dádsela confidencialmente, en privado y con mucha dulzura. (VII, 508).
- Enseñad de buena gana el Catecismo; sazonad la clase con ejemplos de caridad hechos por los santos, que demuestren la misericordia y la justicia de Dios, y ciertamente seréis escuchados con avidez. (IX, 713-4).
- Es necesario que el Señor tome posesión del corazón de los niños, mucho antes de que sean dominados por el vicio. (IV, 385).
- Las notas características en la clase sean: dulzura, caridad y paciencia. Nada de palabras mordaces, ni bofetones. Se deben usar castigos suaves, y siempre de tal manera que después de las reprensiones se vuelvan más amigos nuestros, y no se alejen avergonzados de nuestro lado. (IV, Cap. VII).
- Convénzanse a los jovencitos de la importancia de la Confesión y Comunión para que la practiquen; compréndanla ante todo , aquellos que se ocupan de su educación, para poder insinuarla. (VI, 145).
- Recomendad a los jóvenes la confesión y comunión (Recuerdos a los Primeros Misioneros).
- Las cosas que ordinariamente faltan en las confesiones de los niños son: dolor de los pecados y el propósito. Cuando faltan uno u otro de estos requisitos por su ignorancia, aconséjese al niño que se instruya frecuentando las clases de religión o estudiando el catecismo, si ya es capaz de leer y comprender lo que lee. En caso de duda, si no se encuentra falta grave, se le puede dar la bendición solamente. (I,153).
- Hágase notar, dígase y predíquese siempre que María Auxiliadora ha obtenido y obtendrá siempre gracias particulares, y aún extraordinaria y milagrosas a los que ayudan cristianamente a la juventud en peligro, con obras, con consejos, con el buen ejempli o simplemente con su oración. (XVII, 260).
- Para el buen éxito con los niños, hay que ser amables con ellos. Lograr que os busquen y no osLa afabilidad sea vuestra manera de tratar; ganaos los corazones de los jóvenes por medio del amor: recordad siempre la máxima de San Francisco de Sales: «Más moscas se cazan con una gota de miel que con un barril de vinagre». (IV, Cap. VIII).
- Demostradles y convencedlos que deseáis la salvación de su alma. Corregid con paciencia y caridad sus defectos. Sobre todo abstenéos de golpearlos. En fin, haced de modo que cuando os vean, corran a vuestro encuentro y no que os huyan. (IV, Cap. VII).
- Sed los primeros en encontraros en la clase y los últimos en salir de (IV, Cap.VII).
- Hazte amar primero y después te obedecerán con suma facilidad. (I, 4).
- Si queréis conquistar estas ovejitas, no las trates a golpes, sino gánatelas con dulzura y con (Sueño – I, 425).
- ¿Por quéhemos de desanimarnos y avergonzarnos cuando en la educación de los niños no nos vemos inmediatamente correspondidos?.Sembremos e imitemos al campesino que espera con paciencia el tiempo de la cosecha. (IV, Cap.VII).
- Más vale un poco de rumor (alboroto), que un silencio forzado. (V, 845).
- Para lograr disciplina entre los jóvenes, no sirven ni la ira ni los ímpetus momentáneos; se requiere una gran paciencia, o sea, constancia, perseverancia y sacrificio. (XII, 475).
- Teniendo el esquema de la predicación bien preparado, todo está hecho; las palabras las darán las circunstancias. El exordio tómese de cualquier acontecimiento de lugar, de tiempo o de ocasión. Son de máxima utilidad las comparaciones, las parábolas y los ejemplos. (II,230).
- No consideres como amigo al que siempre te alaba y no tiene valor para decirte tus (P.M.4).
- Son semillero de buenas costumbres entre los alumnos: la precisión en el horario y la puntualidad de todos en su propio cargo. (XIII,247).
- Si se puede hágase algún servicio, y dése también algún subsidio siempre en los límites aconsejados y permitidos por el Superior respectivo. (XVII, 269).
- Cuando se sepa que en la Casa haya sucedido algo reprobable, especialmente contra la Ley de Dios, debe respetuosamente comunicarlo al Superior. Él sabrá usar la debida prudencia a fin de evitar o impedir un mal mayor. (XVII, 268).
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