FE Y ESPERANZA

  • Una impresión funesta, recibida en la edad tierna, debida a una conversación imp rudente, puede traer como fatal consecuencia la pérdida de fe y de buenas costumbres. (III, 314).
  • Nada te turbe, quien tiene a Dios, lo tiene todo. (IV, 516).
  • ¡Ánimo!. La misericordia de Dios es infinita. (VII, 401).
  • Como profesión pública de fe, hágase la Señal de la Cruz con devoción y respeto. (III, 588).
  • Para vencer en las pruebas más duras se requiere mucha fe en Dios. (VII, 319).
  • La fe, para ser viva y fructífera, debe ser siempre iluminada y guiada por el vicario de Jesucristo. (IX,228).
  • Fe y oración, he aquí el mejor arma, y nuestro apoyo. (XV, 805).
  • Dios no abandona jamás a ninguno. (V, 160).
  • Cueste lo que costare, Dios nunca será demasiado caro. (XIII, 393).
  • La ayuda de Dios nunca falla, si se trabaja de veras con fe y confianza. (XIV, 650).
  • ¿Los tiempos son difíciles?. Siempre fueron así, pero Dios nunca dejó de prestar su «Christus heri et hodie». (Salotti, 515).
  • Cuando os encontréis en peligro o en suma pobreza, alzad los ojos al cielo. Dios acudirá a vuestra humilde oración. (La Casa de la Fortuna, Acto I, escena II).
  • Dios es bueno, Dios es omnipotente; si permite tribulaciones, es para sacar mayor bien y mostrar su misericordia y poder. (VII, 461).
  • No importa lo que haga Satanás, ahora es su tiempo; pero vendrá tamb ién el momento de la victoria. (VII, 73).
  • Si hubiese tenido cien veces más fe de la que tengo, hubiera hecho cien veces más de lo que hice. (XVIII, 587).
  • Sin el aliento de la fe, todos losimperios caen, las naciones se desmoronan y las obras que el homb re hace, no sirven para nada. (VIII, 67).
  • Es más cristiano encender una cerilla, que maldecir las tinieblas. (BAC. 10). 
  • El sostén de nuestra paciencia es la esperanza en el premio futuro. (XII, 458).
  • Si verdaderamente escucháis a Dios y os acercáis a Él, os dará el ciento por uno.  (BAC. 587).
  • Es imposible no vencer las tentaciones acudiendo en tales peligros a la presencia de Dios Nuestro señor. (BAC. 676).
  • Portáos de tal manera que mañana no tengáis que avergonzaros. (VII, 424).