MALAS COMPAÑÍAS

  • Cuando os encontréis con un compañero que profiere blasfemias, desprecia la religión o procura alejaros del servicio de Dios, o esmalhablado o inmodesto, huid de él como de la peste. (BAC. 678).
  • Tanto los malos consejeros como los mal aconsejados, corren un peligro inminente de su gran ruina. (IX, 34).
  • Huid de un mal compañero como de la vista de una serpiente venenosa. (BAC. 682).
  • Para vivir como buen católico, debe alejarse de los que hablan mal de la religión. (III, 608).
  • Hay que vivir con tal rectitud que haya siempre motivos para que hablen bien de nosotros. (VII, 252).
  • Por malos compañeros se entienden: 1º. Aquellos que hablan cosas deshonestas o hacen cosas contrarias a la bella virtud; 2º. Los que hablan con desprecio de la religión; 3º los que se alejan de las funciones religiosas y os invitan a faltar a vuestros deberes. (III, 608).
  • Se llama mal compañero aquel que de alguna manera ocasiona la ofensa a Dios. (XIII, 800).