MISA
- Desde por la mañana al oír la Misa, ofreced a Dios las ocupaciones del día y en particular las confesiones, las clases, los catecismos y los sermones. (Recuerdos a los primeros cristianos).
- Póngase en práctica el consejo del Concilio de Trento: Cada vez que asistimos a la Santa Misa, procuremos estar en tal estado, que nos permita acercarnos a la santa Comunión, para que de esta manera participemos más del fruto de este augusto Sacrificio. (VI, 1071).
- Tened gran empeño en asistir bien a la Santa Misa, y cada uno propóngase promover la devota participación a La Santa Misa es el mejor medio para aplacar la ira de Dios y alejar de nosotros sus castigos. (VI, 1071).
- Incúlquese con constancia a los jóvenes, que aprendan bien las palabras rituales de la Santa Misa y las pronuncien devotamente para no caer en el defecto de decirlas rutinariamente y con precipitación. (VII, 87).
- El tiempo más propicio para implorar gracias del Señor es la elevación de la Hostia y del Cáliz en la Santa Misa.
- La comunión frecuente y la Misa cotidiana son las columnas que deben sostener un edificio (III, 355).
- De ser posible asístase todos los días a la Santa Misa, recordando aquellas palabras de San Agustín: Que no morirá de mala muerte, quien asista devotamente y con asiduidad a la Santa Misa. (IV, 454).
- La manera más fructuosa de participar en la Santa Misa consiste en dividirla en tres letras «P»; Una «P» roja, otra «P» negra y la tercera «P» blanca: La «P» roja significa la Pasión de Nuestro Señor, que se medita hasta la elevación; la «P» negra significa nuestros pecados que fueron causantes de la Pasión del Salvador, y que se ofrece hasta el momento de la Comunión; la «P» blanca simboliza nuestros propósitos de enmienda. («Buenas noches» de Don Bosco).
- La Santa Misa impide cualquier triunfo del demonio. (X, 47).
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