POBREZA

  • Un vestido y un trozo de pan deben bastar a un Religioso (X, 1098).
  • Economícese en todo, pero a los enfermos no les falte nada. Por otra parte, hágase notar a todos que hemos hecho voto de pobreza; por esto no debemos tener y menos desear comodidad en cosas superfluas. Debemos amar la pobreza y los compañeros de la pobreza. Así pues evitad todo lo especial, lo no absolutamente necesario, en los hábitos, en los libros, en el mobiliario, en los viajes, etc. (Manual del Director, 189-90).
  • ¿Podría faltaros la Divina Providencia?. ¡En un solo caso!. Seremos indignos, si derrochamos el dinero, cuando se enfría en nosotros el espíritu de pobreza, a esa hora, las cosas comenzarán a andar mal. Porque no cumplimos las obligaciones impuestas por nuestra vocación. (XII, 79).
  • Procurad que ninguno pueda decir: esta prenda no es señal de Esta mesa, este hábito, esta alcoba, no es de pobre. Quien dé motivos justificables de que se digan tales cosas, causa un desastre a nuestra Congregación, que debe siempre gloriarse de observar la pobreza. (XVII, 271).
  • Cuando comiencen entre nosotros las comodidades y los lujos, nuestra Sociedad habrá terminado su finalidad. (XVII, 272).
  • Amad la pobreza si queréis conservar en buen estado las finanzas de la Congregación. (XVII, 258).
  • No es justo que coma el pan de los pobres quien no lo es. (V, 191).
  • Procurad que el mundo conozca que sóis pobres en el comer, en el vestir y en las habitaciones, y seréis ricos ante Dios y os adueñaréis de los corazones de los hombres. (Recuerdos a los primeros misioneros, XI, 393).