PUREZA

 

  • Cuando un sacerdote vive casto y puro, llega a ser dueño de los corazones y es venerado por todos los fieles. (IX, 387).
  • Toda virtud  en  los  niños  es  un  precioso  adorno  que los hace amados de Dios y de los hombres. Pero la reina de todas las virtudes, la virtud angélica, la santa  pureza,  es  un  tesoro  de  tal  precio,  que  los  niños que  la poseen serán semejantes a los ángeles del cielo. (BAC. 675). 
  • La pureza es un diamante de gran valor; si ponéis un tesoro a la vista de un ladrón, corréis el riesgo de ser asaltados. (BAC.676).
  • Los limpios de corazón verán a Dios. Por puros de corazón se entiende a los que si por desgracia pecaron, se levantan enseguida. (XVIII, 19).
  • Comenzad pronto a practicar la virtud y os aseguro que siempre tendréis el corazón alegre y contento, y conoceréis cuán dulce y suave es servir al Señor. (BAC. 670).
    • Para conservar  la  castidad  es  necesario  trabajar  y rezar.  Si, oración y mortificación. (XII,468).
      • La virtud de la pureza es tan preciosa y tan agradable a Dios Ntro. Señor, que jamás ha dejado sin protección especial en todos los tiempos y circunstancias a los que la practican. (VII, 824).
      • La castidad es el adorno más bello del cristiano. (X, 1088).
      • El ocio y la castidad no pueden andar nunca juntos. (XIII, 801).
      • La castidad debe ser centro de todas nuestras acciones. (XII, 224).
      • Observando la pureza estáis seguros de caminar por el camino recto. Todas vuestras acciones, hasta las más pequeñas, serán agradables a Dios, de todas recabaréis inmensos méritos y estaréis ciertos de llegar al premio inmortal de la Patria Celestial, al pleno goce de Dios. (XII,224)
      • Si amáis esta virtud tan delicada, tan gentil, de la pureza, «seréis como los ángeles del cielo». Amando esta virtud tendréis el santo temor de Dios, la paz en el corazón; ya no habrá congojas ni remordimientos, sino un gran atractivo por las cosas que miran al servicio deDios y disposición para sufrir todo por Él. (XII, 224).
      • La pureza debe ser el centro de todas nuestras acciones. En los tiempos presentes es necesaria una modestia a toda prueba y una gran castidad. (XII, 224).
      • Creo que se puede aplicar a la virtud de la pureza la frase de la Escritura: «Todos los bienes me vinieron con ella».
      • Teniéndola, se tendrán todas las demás virtudes. Las atrae a todas. No teniéndola se esfumarán todas las demás, como si no existieran, (XII, 224).
      • Rogad ardientemente al Señor que os conceda la virtud de la pureza y os la conserve, pues, teniéndola, no necesitaréis preocuparos más. Con la observancia de la pureza os vendrán del cielo todos los bienes y todos los consuelos. (XII, 224).
      • Reúne con frecuencia a los maestros, asis tentes, jefes de grupo y de paseo, y diles a todos que se esfuercen por impedir las conversaciones peligrosas, alejar todo escrito, estampas, «hic scientis est», y cualquier cosa que ponga en peligro la reina de las virtudes: la pureza. Den buenos consejos, usen la caridad con los chicos; conociendo algún muchacho peligroso para los compañeros, que te lodigan pronto y empléense las diligencias (VII, 525).
      • Por ningún motivo se acepten muchachos expulsados de otro colegio, o que de cualquier modo conste que son de malas Sia pesar de las debidas precauciones sucediera que entrara alguno de éstos, asígnenle inmediatamente un compañero seguro que no lo aban- done jamás. Y si falta, avísale una vez con severidad, y si re incide, aléjalo del colegio. (XII, 526).
      • Esforzáos para alejar cualquier pensamiento que pudiera, aún remotamente, empañar la virtud de la Lo que más ayuda a conservarla íntegramente es la obediencia a Dios, porque estas dos virtudes, obediencia y pureza, se complementan la una con la otra, pues, conservando la exacta obediencia, se conserva también el inestimable tesoro de la pureza. (XII, 224).
      • Nunca serás bastante severo en las cosas que ayudan a conservar la moralidad. (I, 153-4).
      • Recuerden los Directores que son responsables de la reputación de ellos mismos, de los hermanos y de los jóvenes. Los niños por ser pequeños no hablan, pero encontrándose después con los familiares platican y aumentan tal vez, hechos, con detrimento de nuestra buena fama y de la gloria de Dios. Ciertos actos inocentes de afecto hacia los jovencitos pueden ser empleados por el Superior, pero no por otros. (XVI, 416-7).
      • A todos les he estrictamente recomendado y vuelto a recomendar en la presencia de Dios y en la presencia de los hombres, el deber de cuidar la castidad de los Salesianos y de los que en cualquier modo o por cualquier concepto nos confía la Divina Providencia. (XVII, 268).
      • Ni por burla, ni por broma, ni por ninguna otra razón o pretexto, se pronuncien palabras que muevan a risa o resten estima obenevolencia hacia personas de otro sexo. Léase y hágase entender bien el significado de estas expresiones y dése explicaciones en distintas oportunidades. (XVII, 269).
      • Debes darte cuenta de modo particular qué relaciones morales existen entre maestros y asistentes, entre sí y con los alumnos a ellos confiados. (XVII, 260).
      • Nuestros oídos los hemos consagrado enteramente a Dios; así pues no escuches al que murmura o siembra descontento; desecha toda ma licia en tus conversaciones, y huye de las reuniones en donde el hablar, aunque no sea malo, sea ligero. (XII, 452).