SACRIFICIO

  • No es buen miembro de la Sociedad, aquél que no está dispuesto al sacrificio so pretexto de cuidar su salud. (IX, 574).
  • Llegad al convencimiento de que la gloria de la Congregación sois vosotros, que todo está en vuestras manos. La ayuda de Dios no fallará . (XVI, 418).
  • Nuestras manos las hemos consagrado de una manera especial a Dios, por eso no estén ociosas, sino empléense en oficios que vayan dirigidos a la mayor gloria de Dios. (XII, 452).
  • Nuestros pies están consagrados al Señor. ¡Oh, que yo entre en el vastísimo campo del bien!. Por eso, no los usemos para volver al mundo que hemos abandonado. (XII, 452).
  • Nuestra lengua la hemos consagrado al Señor. No digamos palabras mordaces o picantes a nuestros compañeros; no respondamos al Superior, no sembremos el descontento. Ahora que la hemos consagrado al Señor, no la manchemos, sino que sea toda para cantar sus glorias. (XII, 452).
  • No se mire a ningún interés corporal, cuando se trate de hacer el bien. (XII, 629).
  • Se pueden esperar grandes maravillas de quien renuncia a la propia voluntad. (XVI, 197).
  • Con pequeñas mortificaciones se vencen las pequeñas insidias del demonio. (IX, 355).