VOTOS

  • Ningún miembro de la Congregación haga contratos, reciba dinero, o haga préstamos a parientes, amigos o a Nadie conserve dinero o la administración de bienes temporales, sin ser directamente autorizados por el Superior. La observancia de este artículo mantendrá lejos la peste más fatal para las congregaciones religiosas. (Manual del Director, 187).
  • Quien hace votos religiosos adquiere nuevamente el estado de inocencia bautismal y obtendrá en la presencia del Señor el mismo mérito, como si derramara su sangre por Dios y se considerará como si fuera un mártir por la fe. 
  • No basta hacer los votos, sino es necesario esforzarse por cumplir lo que se promete al Señor. (XII, 452).
  • Al hacer votos, no se puede tener segundas intenciones. (XIII, 424).
  • Una buena obra hecha por voto tiene mayor mérito que hacerla sin voto. (XVII, 560).
  • Si amáis la pureza, seréis ángeles, pues tendréis temor de Dios, paz del corazón, sin congojas ni remordimientos. (XII, 224).
  • Si queréis el secreto de conservar vuestros votos, os lo doy. Todas las virtudes están comprendidas en la obediencia. (XVII, 561).
  • Despréndete del amor propio y prefiere seguir el consejo de tus superiores, que son tus verdaderos amigos. (P.M.17).
  • Roma no se hizo en un día. Tú tampoco pretendas hacerte santo de repente. (P.M.4).
  • Tarde o temprano, por amor o por fuerza hay que abandonarlo todo y para siempre; al mundo con sus lisonjas, padres, amigos y casa. (XVII, 263).
  • En la vocación transíjase en la mediocridad, pero jamás en la falta de la virtud de la pureza. (XVII, 262).
  • Quien se tarda en darse a Dios, está en gran peligro de perder su alma. (XVIII, 863).
  • Con la profesión religiosa, devolvemos al Señor lo que Él mismo nos ha prestado, y es de su absoluta propiedad. (XVII, 16).
  • Quien se consagra a Dios con votos, ofrece al Señor todo lo que tiene. (XVII, 560).
  • Antes de pronunciar los votos, hay que asegurarse si existe alguna garantía para observar la castidad. (XIV, 124).
  • Hallarás, como los hebreos en el desierto, agua amarga, esto es, disgustos, dificultades, penas, sinsabores, etc., pero haz lo que Moisés recomendó a los suyos, meter en el agua amarga el leño que tiene la cualidad de dulcificar el agua: el leño de la cruz. (XII, 600).